24 de julio de 2025
24 de julio de 2025
FICHA JUEGO BASE + EXPANSIÓN
Autoría: Fábio Lima
Ilustraciones: Jorge Tabanera Redondo
Editorial: Zacatrus
Participantes: 2–4
Edad: +10
Tiempo: 45-60'
Precio: 27,95€ (juego base) y 9,95€ (expansión)
Complejidad: 2 / 5
Introducción
Convertirse en el gato más querido del vecindario no es tarea sencilla. En Cathood nos metemos en la piel (y el pelaje) de un felino con una misión muy clara: ganarse el cariño de humanos, conquistar parques, acaparar juguetes y dejar claro quién manda en cada esquina del barrio. Con un estilo desenfadado y una estética llamativa, el juego se presenta como una mezcla entre gestión de recursos, control de áreas y pick-up & deliver, todo envuelto en una dinámica que invita a pensar como un auténtico gato.
Este título fue finalista del I Concurso de Creación de Juegos de Zacatrus, lo que ya dice mucho de su originalidad y frescura. Y como buen gato que se precie, no está solo: Cathood: Family & Friends expande la experiencia con 53 nuevas cartas, mecánicas y sorpresas, sin alterar la esencia del juego base, pero elevando su rejugabilidad.
Cómo se juega
En Cathood somos gatos con personalidad propia que queremos convertirnos en los favoritos del vecindario. Para empezar, formamos el tablero con losetas que representan parques, tiendas, edificios y calles. Dependiendo del número de participantes, usaremos más o menos losetas, las cuales se colocan dejando espacios entre ellas por donde nos moveremos. Cada participante elige su gato y recibe un tablero personal con casas, estatuas y discos de acción, además de un espacio donde almacenaremos hasta 12 recursos.
El turno se desarrolla usando uno o más discos para hacer acciones. Al principio sólo tenemos uno disponible, lo que significa que únicamente podemos hacer una acción por turno. Pero a medida que colocamos casas en el vecindario –lo que se hace al conquistar edificios o tiendas– podremos desbloquear dos nuevos discos y dos acciones adicionales (conquistar parques o repetir acciones anteriores).
Las acciones principales son muy intuitivas. Podemos movernos en línea recta o en diagonal por los pasillos del barrio. Cuando nos movemos, recogemos los recursos que hayamos atravesado. Además, si terminamos al lado de una tienda de juguetes, de un edificio o de un parque, podemos gastar recursos para conseguir cartas que nos dan puntos. Cada vez que conseguimos una de estas cartas, colocamos una de nuestras casas o estatuas en el lugar correspondiente, lo que nos acerca al final de la partida. También podemos rotar o intercambiar losetas para conseguir mejores posiciones, e incluso enfrentarnos a otros gatos si terminamos en su misma calle con un sencillo juego de piedra, papel o tijera.
Algunos espacios especiales, como los cafés, perros o abejas, se activan automáticamente cuando terminamos junto a ellos. El café nos permite intercambiar recursos, el perro nos obliga a movernos y la abeja nos hace reservar una carta para más adelante. Todos estos elementos hacen que tengamos que pensar bien nuestros movimientos.
La partida sigue turno a turno hasta que alguien coloca todas sus casas y estatuas. Entonces se termina la ronda y se cuentan los puntos obtenidos por cartas, recursos sobrantes y otros objetivos. Quien más puntos tenga será el gato más querido del barrio.
Y si jugamos con la expansión Family & Friends, añadimos aún más posibilidades. Podemos incorporar cartas de eventos que cambian las reglas cada ronda, habilidades especiales, nuevos objetivos secretos, gatitos que nos permiten almacenar más recursos y dos nuevas losetas con efectos especiales. Lo mejor es que todos estos módulos se pueden combinar como queramos, dando mucha variedad a cada partida sin complicar las reglas básicas.
Valoración y conclusión
Una de las grandes virtudes de Cathood es la agilidad con la que se desarrolla cada partida. Desde el primer turno, el juego nos invita a movernos, recolectar recursos y tomar decisiones con consecuencias inmediatas, lo que genera una sensación de progresión constante que mantiene a todo el grupo involucrado. Esta fluidez no impide que haya tensión. De hecho, pronto nos damos cuenta de que es también una carrera por ser los primeros en conquistar los mejores edificios o parques, antes de que otro gato se nos adelante y bloquee el acceso con una de sus casas o estatuas.
Asimismo, las mecánicas están muy bien integradas y se combinan con naturalidad. El control de áreas, la recolección de recursos y la colocación de cartas se entrelazan de forma que siempre tenemos varias opciones viables y nos vemos obligados a priorizar según nuestra situación en el tablero. El diseño modular, además, aporta variedad al vecindario en cada partida, y también nos obliga a adaptar nuestras estrategias constantemente, algo que se agradece y que evita la sensación de repetición, incluso después de varias sesiones. Además, el sistema de acciones con discos, que se van desbloqueando a lo largo de la partida, introduce una curva de desarrollo muy satisfactoria, ya que sentimos cómo crece nuestra capacidad de influencia en el juego.
A pesar de su accesibilidad –es un juego fácil de explicar, incluso a personas sin experiencia previa–, Cathood ofrece una profundidad táctica sorprendente. Cada movimiento cuenta, y aunque el azar está presente en algunos momentos, como en los enfrentamientos entre gatos mediante un sencillo juego de piedra, papel o tijera, en general las decisiones pesan más que la suerte.
Desde el punto de vista estético, la producción está cuidada y el arte creado por Jorge Tabanera Redondo cumple con creces su propósito: llamar la atención con una imagen simpática pero coherente con las mecánicas. A nuestro juicio, las ilustraciones tienen personalidad y resultan muy llamativas. Y, por supuesto, tratándose de Jorge, no podían faltar edificios en sus ilustraciones, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados.
Ahora bien, si algo podía reprochársele al juego base, desde nuestro punto de vista, es que, en algunas ocasiones, las partidas pueden alargarse más de lo esperado si las personas en juego no establecen bien sus objetivos o si se entretienen demasiado explorando el tablero. También requiere cierta familiaridad con la lógica espacial del mapa modular para poder jugar con soltura, aunque es algo que se coje rápido tras las primeras partidas.
Y en este punto es donde entra en juego Family & Friends, una expansión que amplía el contenido, mejorando varios aspectos del juego base. Introducir cartas de evento que cambian las reglas cada ronda es una manera eficaz de dinamizar el ritmo, forzando a ajustar planes constantemente. También aporta cartas de habilidades únicas, objetivos personales y gatitos que ofrecen nuevas formas de puntuar o de almacenar recursos, todo ello sin añadir apenas complejidad a las reglas básicas. El resultado es un juego más rico, más rejugable y más estratégico, que crece con las personas que lo juegan y se adapta a sus gustos gracias a su carácter modular. De hecho, desde aquí recomendamos, tras unas rondas de prueba, incluir la expansión en las partidas, pues ganaremos en jugabilidad.
En definitiva, Cathood es un juego que entra por los ojos, pero se queda por lo que propone: partidas tensas, decisiones tácticas, interacción constante y una ambientación que habla por sí sola. Con la expansión Family & Friends, la experiencia se eleva y se consolida como una propuesta ideal tanto para quienes buscan un euro ligero como para quienes simplemente quieren pasar un buen rato haciendo travesuras felinas.