6 de junio de 2025
6 de junio de 2025
FICHA
Autoría: Michał Gołąb Gołębiowski, Przemek Wojtkowiak
Ilustraciones: Karolina Kijak-Dzikońska
Editorial: Rebel Studio / Distribuye Asmodee en España
Participantes: 1–4
Edad: +10
Tiempo: 45-60'
Precio: 41,95 €
Complejidad: 2,25 / 5
Introducción
Pérgola es el último juego publicado en España por el sello editorial polaco Rebel Studio, que llega a nuestras manos distribuido por Asmodee. En él, nos convertimos en jardineros que compiten por crear el jardín más bello, florido y rebosante de vida. A través de una serie de decisiones, iremos poblando nuestro tablero con plantas e insectos, construyendo una composición que no sólo será visualmente preciosa, sino también estratégicamente provechosa.
El juego nace como un homenaje a una amiga de los autores, una entusiasta de la botánica y de los juegos sin interacción negativa. Las bellísimas ilustraciones en acuarela de Karolina Kijak-Dzikońska (conocida por su trabajo en Pradera) realzan aún más este homenaje a la naturaleza. Con una producción cuidada al milímetro (basta ver su colocación dentro de la caja) y componentes coloridos, Pérgola se presenta como un juego relajante, pero con más profundidad de la que parece a simple vista.
Cómo se juega
Cada cual recibe un tablero que representa nuestro jardín, junto a varios elementos: una rana, una caseta de pájaros, cuatro tarros de miel vacíos, dos gotas de agua y una hoja de puntuación. En el centro de la mesa, se coloca una bandeja con fichas de flores, insectos y herramientas. Durante 15 rondas, escogeremos herramientas que nos permitirán obtener elementos del jardín y realizar acciones.
Cada turno se divide en cuatro pasos: elegir una herramienta, colocar los elementos que ésta nos da, ejecutar la acción asociada y reponer el tablero de herramientas. El objetivo es optimizar nuestra estrategia para puntuar lo máximo posible al final de la partida.
Las herramientas nos otorgan fichas de flores o insectos que iremos colocando en nuestro tablero. Las flores se apilan para formar alturas, y encima de ellas se colocan insectos como mariposas, abejas o mariquitas. Cada tipo de planta se asocia a una clase de insecto y tiene una forma particular de puntuar, por ejemplo: las malvas reales permiten colocar mariposas, que puntúan más cuanta más altura tengan; las magnolias se ramifican y permiten alojar mariquitas, que puntúan por filas horizontales; los ranúnculos forman parejas para colocar abejas y puntúan por sets de diferente tamaño; y la lavanda, con sus hojas, permite alojar libélulas o colocar flores donde pueden ir hasta tres abejas, maximizando su puntuación.
Las acciones del juego, además de obtener elementos, permiten mover insectos ya colocados o no, recolectar hojas con las que obtener más insectos con movimientos extras, avanzar gotas de agua por la cascada que desbloquean bonificaciones, y mover nuestra rana por el estanque para conseguir libélulas grandes o medianas, siempre que cumplamos ciertas condiciones. También hay farolillos que nos otorgan acciones extra únicas y botes de miel que activan bonificaciones según cuántas abejas hayamos colocado.
El final llega tras 15 turnos, cuando todo el mundo haya llenado sus maceteros de herramientas. Entonces, se suman los puntos por los sets de flores, insectos, alturas, hojas, bonificaciones de los botes de miel, farolillos y libélulas conseguidas. Quien tenga más puntos será el mejor jardinero.
Valoración y conclusión
Una de las principales virtudes de Pérgola es su capacidad para seducir a primera vista. El despliegue en mesa resulta espectacular gracias a la cuidada producción y al preciosismo de sus componentes: las fichas de flores, los insectos serigrafiados, las herramientas de jardinería y, sobre todo, las ilustraciones de Karolina Kijak-Dzikońska, que aportan una estética única y evocadora. Esta presentación convierte cada partida en una experiencia visual muy placentera, muy similar al juego Pradera, de la misma ilustradora y editorial.
Desde el punto de vista mecánico, Pérgola destaca por su sencillez y accesibilidad. Las reglas se explican en pocos minutos, y su estructura de turnos –elegir herramienta, colocar elementos, ejecutar acción y reponer– se asimila rápidamente. Esto lo convierte en un título ideal para familias, jugadores ocasionales o sesiones de juego relajadas. La ausencia de interacción negativa refuerza esta sensación de juego amable y tranquilo, donde cada persona se centra en optimizar su propio jardín sin interferencias externas.
Pese a su aparente ligereza, el juego ofrece una sorprendente variedad estratégica. Hay múltiples caminos hacia la victoria: podemos centrarnos en formar colecciones de flores de distintos colores, en construir estructuras altas para atraer mariposas o mariquitas, en reunir muchas abejas para activar bonificaciones o en avanzar las gotas de agua para desbloquear puntuaciones adicionales. Esta diversidad de enfoques permite que cada partida se sienta diferente y que cada persona pueda explorar nuevas formas de puntuar.
Sin embargo, no todo es positivo. Una partida a este juego puede dar la impresión de que nos encontramos ante una «ensalada de puntos»: prácticamente todas las acciones que realizamos nos otorgan algún tipo de puntuación, lo que puede hacer que las decisiones pierdan peso o urgencia. En lugar de elegir entre hacer algo que puntúa o algo que no, en Pérgola siempre se puntúa, y el reto reside en encontrar la forma más eficiente de hacerlo. Esto puede resultar poco satisfactorio para quienes buscan una mayor tensión o decisiones más dramáticas.
Además, las acciones disponibles en cada turno, aunque bien tematizadas, pueden tornarse algo repetitivas. Tres de las cuatro acciones principales están centradas en la obtención de insectos mediante mecánicas distintas, pero con efectos similares. Aunque existen otras pequeñas decisiones, como el uso de farolillos o la gestión de los botes de miel, la variedad táctica no es especialmente amplia. A esto se suma una interacción entre participantes muy limitada, reducida casi exclusivamente a la elección de herramientas, lo que puede generar una experiencia algo solitaria, especialmente en partidas a tres o cuatro.
Y hablando de solitario, este modo, aunque funcional y bien implementado, tampoco supone un gran reto. Se agradece que se incluyan pequeños objetivos que van cambiando entre partidas, pero en general se percibe como una variante relajada más que como un verdadero desafío estratégico.
En conjunto, Pérgola es un juego encantador que cumple con creces en lo visual y ofrece una experiencia lúdica cálida y accesible. Su mayor fortaleza está en la forma en que conjuga estética y mecánicas simples para construir jardines bellos y armoniosos. Pero esa misma «suavidad», que lo hace ideal para partidas distendidas, puede convertirse en una debilidad para quienes buscan profundidad estratégica, interacción o una evolución más exigente de la partida. Es un juego para disfrutar sin prisas, saboreando cada flor y cada insecto como si estuviéramos realmente en nuestro pequeño rincón de naturaleza.