9 de abril de 2025
9 de abril de 2025
FICHA
Autoría: Jorge Luengo
Ilustraciones: Lorena Gestido
Editorial: Falomir
Participantes: 2–6
Edad: +8
Tiempo: 20-30'
Precio: 39,95€
Complejidad: 1 / 5
Introducción
Jorge Luengo, conocido por su faceta de ilusionista y por juegos anteriores como Cábula o Dice Magic, regresa con una propuesta elegante y abstracta que se aleja de la fantasía o el azar: Camino. Este título, editado por Falomir Juegos, es una carrera táctica por conectar nuestra zona de inicio con el centro del tablero mediante fichas triangulares. Y aunque parezca simple, la tensión y el bloqueo entre participantes hacen que cada decisión cuente.
Con una estética minimalista y un diseño modular, Camino es de esos juegos que entran por los ojos y se quedan en la mesa más tiempo del que uno espera. Un abstracto que recuerda a juegos como Qwirkle o Tantrix, pero con personalidad propia.
Cómo se juega
En Camino cada participante comienza en uno de los seis lados del tablero hexagonal. Su objetivo: trazar un camino ininterrumpido de conexiones triangulares hasta la casilla central. Quien lo logre, gana la partida.
Para ello, se utilizan fichas triangulares con conexiones (dos o tres) que se extraen al azar de una bolsa opaca. Cada turno, una persona coge dos fichas sin mirarlas y debe colocarlas en el tablero, respetando siempre tres reglas:
Cualquier ficha puede colocarse en una de las cinco casillas iniciales de su sector que esté vacía.
Cualquier ficha se puede poner en la casilla adyacente al hexágno final de su sector.
Cualquier ficha puede situarse conectada a otra ficha ya colocada (propia o rival) pegada por uno de sus laterales.
Por supuesto, no se pueden colocar fichas encima de otras ni sobre el hexágono central, que actúa como meta.
El tablero, formado por casillas triangulares, obliga a pensar en ángulos, conexiones posibles y, sobre todo, en cómo bloquear al oponente sin entorpecer nuestro propio camino. Y es que hay dos tipos de fichas: unas con tres puntos conectados, ideales para progresar; y otras con solo dos, que generan callejones sin salida muy útiles para bloquear.
Una vez hecho nuestro movimiento, el turno pasa en sentido horario, y así se continúa hasta que alguien conecta su camino con el hexágono central... o hasta que todos los accesos están bloqueados. De hecho, si alguien se encuentra completamente bloqueado, sin posibilidad de conectar con el centro, queda fuera de la partida.
Además, existen formas alternativas de victoria: si varias personas llegan al centro en el mismo turno, gana quien esté conectada al final de su turno. Y si el hexágono central queda bloqueado por todos sus lados y nadie ha llegado, gana quien tenga el camino más largo.
Valoración y conclusión
Camino es un juego abstracto de reglas sencillas y profundidad táctica. La curva de entrada es casi inexistente: en menos de un minuto se puede empezar a jugar, lo que lo convierte en una excelente opción familiar o para quienes no son habituales en los juegos de mesa. Pero bajo esa aparente sencillez se esconde un juego de toma de decisiones constante. Cada ficha colocada puede ser una oportunidad o un bloqueo, y la tensión entre avanzar y frenar al rival está presente desde los primeros turnos.
Los materiales, como es habitual en Falomir, son buenos: fichas resistentes, un tablero visualmente limpio y una bolsa de tela que añade emoción a cada turno. El formato triangular desplegable del reglamento es un detalle de diseño que refuerza la identidad visual del juego.
En cuanto a los puntos menos fuertes, las personas más experimentadas pueden encontrarlo algo ligero o echar en falta más variabilidad, ya que el juego depende exclusivamente de la disposición de las fichas y de la interacción con otras personas. Además, no es un juego especialmente portátil. El diseño triangular de la caja ya lo hace poco cómodo para transportar, pero sobre todo su peso lo convierte en una opción poco práctica para llevar de viaje o jugar fuera de casa. No en vano, incluye 120 fichas de buena calidad, y eso se nota en volumen y en carga.
Aun así, la rejugabilidad se mantiene alta gracias a la distribución aleatoria y a la interacción entre participantes. Camino es una prueba más de que Jorge Luengo no sólo domina el ilusionismo, sino también la creación de experiencias lúdicas accesibles y retadoras. Un acierto más en el catálogo de Falomir Juegos.