9 de diciembre de 2025
9 de diciembre de 2025
FICHA
Autoría e ilustraciones: Jorge Tabanera Redondo
Editorial: Brain Picnic
Participantes: 2–4
Edad: +10
Tiempo: 30'
Precio: 19,95 €
Complejidad: 2 / 5
Introducción
Inspirado por programas televisivos de subastas como ¿Quién da más? (Storage Wars), Trasteros, S.A. nos propone un original reto estratégico en el competitivo mundo del coleccionismo de antigüedades. En este juego, creado e ilustrado por Jorge Tabanera Redondo y editado por Brain Picnic, nos ponemos al frente de una galería de antigüedades que compite por hacerse con los objetos más codiciados del mercado para satisfacer a una clientela tan variopinta como exigente.
Lo que a primera vista parece un juego ligero y accesible, revela pronto una sorprendente carga táctica. Trasteros, S.A. despliega con elegancia una mecánica de colocación de trabajadores que, sin complicaciones ni artificios, plantea decisiones constantes en cada turno. Gestionar bien nuestros recursos, anticipar los movimientos del resto y saber cuándo arriesgar son claves en esta competición por los objetos más valiosos.
Cómo se juega
En Trasteros, S.A. representamos a una de las grandes casas de antigüedades del mundo. A lo largo de cuatro rondas enviamos a nuestros agentes a inspeccionar trasteros en busca de objetos valiosos, a contactar con clientes potenciales o a husmear rumores en la máquina de café. El objetivo consiste en recolectar, combinar y vender piezas para obtener el mayor beneficio económico posible.
Cada ronda se divide en cuatro fases. Comenzamos con la colocación de nuestros agentes (tanto junior como senior) en tres posibles zonas del tablero central: los trasteros, los clientes amateurs o la máquina de café. En los trasteros encontramos cartas de objetos, en las que algunas están visibles, mientras que otras están bocabajo, mostrándonos solo una pista de lo que podrían contener. Podemos usar fichas de café para mirar estas cartas en secreto, un recurso muy valioso durante la partida.
La máquina de café, además de ofrecernos esos valiosos rumores representados por fichas, permite planear nuestra estrategia futura. Los clientes amateurs, en cambio, nos ofrecen encargos más flexibles. Suelen pedir objetos con ciertas características (como tener el mismo número o evitar repeticiones) y pagan según la cantidad de objetos que podamos proporcionarles. Los clientes VIP, por su parte, exigen combinaciones más específicas de color y número, pero recompensan con mayores cantidades de dinero. Empezamos con dos cartas VIP seleccionadas entre cuatro, lo que ya nos obliga a perfilar una estrategia desde el inicio.
Ahora pasamos a la segunda fase. Una vez colocados todos los agentes, resolvemos las acciones en orden. Primero la máquina de café, luego los clientes y por último los trasteros, siguiendo siempre una lógica de «último en llegar, primero en actuar». Esta mecánica de apilar las fichas (limitada en altura según el número de personas en la partida) introduce una tensión constante: ¿Merece la pena ser el primero en posicionarse, o es mejor esperar para asegurarnos una elección prioritaria?
Tras recoger a los agentes y obtener los recursos correspondientes, llega el momento de vender, que es la tercera fase. Podemos completar los encargos de nuestros clientes si tenemos los objetos adecuados, y cada cliente sólo puede ser satisfecho una vez. El dinero ganado se suma a nuestra reserva, y los objetos usados y el cliente cumplido se descartan.
Finalmente, en la cuarta fase nos preparamos para la siguiente jornada. En ella, podemos robar dos nuevos clientes VIP y conservar uno, pero debemos vigilar nuestro límite de mano (nueve cartas) para evitar penalizaciones económicas. Al cabo de las cuatro rondas, quien haya acumulado más dinero gana la partida.
Valoración y conclusión
Trasteros, S.A. es un título que consigue colarse con facilidad en la mesa y, más aún, en las preferencias de quienes buscan juegos dinámicos, elegantes y con margen para la planificación. Su principal virtud radica en cómo recrea una experiencia de subastas, colección y gestión de recursos en tan solo cuatro rondas y con un conjunto de reglas que se explican en cinco minutos. Cada decisión cuenta, desde la elección inicial de clientes VIP hasta la colocación de los agentes en cada zona, pasando por el uso táctico del café para mirar cartas ocultas. Todo en el diseño de Jorge Tabanera Redondo está al servicio de un flujo de partida ágil, pero con peso estratégico.
La mecánica de colocación de agentes, resuelta en orden inverso de apilamiento, se convierte en el corazón del juego. Saber cuándo y dónde colocar a nuestros representantes exige anticiparse al resto, calcular riesgos y, sobre todo, gestionar bien el orden de prioridad. A diferencia de otros juegos de pujas o subastas donde el azar puede marcar la diferencia, aquí todo se decide con información parcial y decisiones bien fundadas.
También hay que destacar el diseño de la clientela. La amateur permite jugar con más flexibilidad, dando aire a quienes buscan resolver colecciones sin restricciones demasiado exigentes, mientras que la VIP introduce un reto adicional al exigir combinaciones exactas de color y número. Esta doble vía de puntuación no solo permite ajustar la estrategia a lo que aparece en los trasteros, sino que obliga a adaptar constantemente nuestros planes. A ello se suma la gestión del límite de cartas en mano, que impide el acaparamiento sin sentido y exige medir bien cuándo vender y cuándo esperar una mejor oportunidad.
En el plano visual y material, el juego transmite cercanía desde el primer vistazo. Las ilustraciones de los objetos están llenas de referencias culturales y toques nostálgicos que conectan con quienes han crecido entre trasteros y mercadillos. Los componentes son robustos, el diseño gráfico es claro, y pequeños detalles como las fichas de café o el token de jugador inicial redondean una producción cuidada que entra por los ojos.
No obstante, no estamos ante un título que busque reinventar mecánicas ni sorprender con giros radicales. Su estructura es deliberadamente contenida, lo que puede dejar con ganas de algo más a quienes prefieren juegos con mayor profundidad o evolución narrativa. La rejugabilidad se sostiene en el orden y variedad de los objetos y clientes, pero el desarrollo general tiende a repetirse una vez dominadas las dinámicas. Por otro lado, el componente de azar, aunque moderado, puede hacer que ciertas cartas clave no aparezcan o lo hagan tarde, lo que penaliza a quienes han apostado fuerte por un tipo de colección muy concreta.
En definitiva, Trasteros, S.A. se presenta con un diseño brillante que demuestra cómo un planteamiento claro y bien ejecutado puede generar partidas divertidas y con sabor a revancha. Su mezcla de mecánicas ligeras, interacción contenida y planificación táctica lo convierten en una propuesta ideal para sesiones ágiles, tanto en familia como entre grupos habituales. Con este título, Jorge Tabanera Redondo consolida aún más su lugar dentro del panorama lúdico español como autor e ilustrador de referencia.